Y SE FUE LA ÚLTIMA ORATORIA EN LA LONJA

Aunque el sábado había comenzado gris y con una lluvia tenue que amagó durante todo el día, por interseción de San José, se puedo realizar la última oratoria del año en Villa La Lonja. Y fue especial, como cada una de las tardes de sábado durante todo el año en las que Jesús nos llamó y envió a compartir nuestra fe con los niños más pobres y humildes. "Felices los que tienen el corazón puro porque verán a Dios"(Mt5, 8).


Durante la semana, las chicas habían preparado -con mucha dedicación y siguiendo lo que Pablo le recomienda a los corintios: "Todo lo que hagan, hagánlo con amor"- pequeñas cosas para los chicos que reflejaron la entrega en los detalles. Además, es de destacar la convocatoria que fue excelente. Una vez más, éramos 12 personas dispuestas a entregar toda una tarde para gloria de Cristo. Después de compartir una lectura sobre la Eucaristía y orar en comunidad en la casa misionera, junto a los chicos que iban a visitar las familias, tomamos el colectivo que nos dejaría a unas cuadras de la villa.



Y fue ir casa por casa buscándolos, esperando en la puerta hasta que la mamá encuentre algún abrigo -porque no son muchos los que tienen y menos aún, de su tamaño- para ponerle. "Me parece ver a uno de los nenes que demoraba en salir porque no tenía algo más abrigado que su manga corta hasta que su mamá le puso una polera de ella que le llegaba a las rodillas y le dificultaba su caminar al igual que los zapatos que le eran grandes. Pero fue tomarle la mano para que una sonrisa se le dibujara en la cara y yo confirmará, nuevamente, que todo valía la pena. Jesús se manifestaba en cada rostro, en cada abrazo, en cada mirada".


Fue una tarde de juegos, de hablar mucho con varios de los niños porque hay muchas actitudes hacia los demás y hacia ellos mismos que hay que sanar, de risas contagiosas, de miradas inocentes, de mucho amor recibido. Hacia el final, les entregamos unas pequeñas cruces para que les recuerden siempre el amor de Cristo hacia cada uno de ellos y unidos a Él siempre tengan esperanza.


¡ES VERDAD!: Por Cristo, con Cristo y como Cristo, es el ciento por uno. Hay felicidad grande en la fidelidad a lo poco que Cristo nos encomienda, a lo que pone en nuestras manos.