Para su mayor Gloria
Si realmente queremos llegar al cielo, tenemos que empezar a jugárnosla en serio. Debemos tener la certeza fija en el corazón y en la mente de que la vida eterna existe para cada uno. Hacia allí queremos ir, es nuestro fin, nuestro único fin: estar cara a cara con Dios.
A la hora de arriesgarnos, pensemos que nuestra recompensa esta en el cielo; de modo que todo lo que hagamos nos parezca poco comparado con semejante grandeza.
Mientras más riesgos asumamos por vivir la fe, más cerca del cielo estaremos; mientras menos riesgos, más lejos. Entonces, en cada riesgo, que nuestro corazón grite: ¡Para tu gloria Señor!
Busquemos ser cristianos arriesgados; que no nos importe el qué dirán, nuestra imagen. ¡Ay de mí si no te anuncio Jesús! Abracemos las consecuencias de vivir en la fe con amor, por amor, y en el amor a Dios.
Un santo decía: ¡Qué pequeña me parece la tierra cuando miro el cielo!... ¡Amen!
Debe notarse en cosas bien concretas que queremos jugárnosla por la vida eterna. Estas cosas son los cuatro pilares, el apostolado y el estudio.
¡¡¡¡Que todo lo que hagamos sea para su mayor gloria!!!!
Mientras más riesgos asumamos por vivir la fe, más cerca del cielo estaremos; mientras menos riesgos, más lejos. Entonces, en cada riesgo, que nuestro corazón grite: ¡Para tu gloria Señor!
Busquemos ser cristianos arriesgados; que no nos importe el qué dirán, nuestra imagen. ¡Ay de mí si no te anuncio Jesús! Abracemos las consecuencias de vivir en la fe con amor, por amor, y en el amor a Dios.
Un santo decía: ¡Qué pequeña me parece la tierra cuando miro el cielo!... ¡Amen!
Debe notarse en cosas bien concretas que queremos jugárnosla por la vida eterna. Estas cosas son los cuatro pilares, el apostolado y el estudio.
¡¡¡¡Que todo lo que hagamos sea para su mayor gloria!!!!
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