2.11.07

VOLVER A EMPEZAR II

Para que el paso de Jesús y su poder para hacer nuevas todas las cosas no nos deje de sorprender, compartimos con ustedes el testimonio de una de las personas que vivió el retiro.
“Participar del retiro “Volver a empezar II” fue una experiencia muy sanadora, me iluminó mucho en mi vida espiritual, y fundamentalmente pude descubrir la infinita misericordia de Dios.
Llegué desde Córdoba, sin conocer a ninguno de los hombres que iban como asistidos y como “semi-asistentes”. Sólo sabía de ellos su lugar de procedencia (La Chechela) y que la mayoría eran padres de familia. De todos modos eso no era una gran dificultad, Dios me permitiría conocerlos un poco más y entrar en comunión con ellos.
Una vez empezado el retiro, con las primeras charlas y la invitación a buscar la felicidad en Jesús, descubría el gran amor de Dios hacia estos hombres, dándoles otra oportunidad, llamándolos a volver a empezar una vida nueva. Esta idea estuvo dando vueltas a lo largo de todo el retiro, incluso hasta ahora unos días después.
Algo impresionante y alentador fue escuchar los testimonios de Roberto y Humberto, ambos asistentes de Columna. Contaban sus propias historias cargadas de violencia y mucho dolor, pasados muy difíciles que les habían tocado vivir, y a pesar de todo con cuánta alegría contaban que el paso de Cristo por sus vidas los había transformado de raíz, había sido un gran vuelco en sus vidas. Y para completar, con cuánta fuerza y entusiasmo llamaban a los demás hombres a ser SANTOS, a vivir y configurarse con Jesús. Uno de ellos terminó su charla con la frase “Con Cristo, mayoría aplastante”, la cual fue seguida de un interminable aplauso.
Ya en el segundo día, después de ver la película la Pasión de Cristo, los hombres realizaron la dinámica del Cristo Embarrado, y tuve la gracia de ser ese Cristo. En verdad fue escalofriante escuchar con la sinceridad y arrepentimiento que estos hombres pedían perdón a Jesús por sus pecados. Mientras me embarraban, iba intercediendo por cada uno de ellos, apoyando sus oraciones, y rogando por su conversión.
Qué alegría escuchar como rezaban, dando gracias y pidiendo. Tal vez para muchos de ellos era la primera vez que realizaban una oración tan fuerte. (El frío que pasé, era insignificante comparado con la emoción).
El último día, todos con rostros cambiados y llenos del Espíritu Santo, cantando en la misa era un muy lindo testimonio: hombres de un mismo barrio que quieren seguir a Jesús y ser luz para sus hijos, sus señoras, compañeros de trabajo y vecinos.
Una vez más doy gracias a Dios, por su misericordia, por la redención que valió la sangre derramada de Jesús.

1 comentario:

Unknown dijo...

Que buen retiro!, como se sintio el espiritu Santo durante ese finde.. Una se siente privilegiada viendo el paso del señor por cada una de estas mujeres que venian tan cargadas.. Hoy meses despues sigo siendo testigo del amor de Cristo y como poco a poco lo dejaron entrar en sus vidas.. Hoy gracias a que estas señoras abieron el corazon hay un grupo de oracion excelente que cada dia crece mas en amor a Jesus!! Rezemos por ellas!!