13.4.09

¡Jesucristo ha resucitado, verdaderamente ha resucitado!


Dicen que en el año 630 el emperador de Bizancio, Heraclio, volvió a reconquistar las tierras de Jerusalén que habían sido dominadas por los turcos. Pero lo que más alegraba el corazón del emperador y de su pueblo era haber recuperado un trozo de la madera que conformó la cruz de Cristo hacía ya unos seis siglos.

Con gran alegría, el emperador y su pueblo, se dispusieron a recorrer en procesión y oración el camino que Cristo mismo recorrió hasta llegar al lugar de la crucifixión. Así el rey y todo el pueblo se reunieron para comenzar. El rey bien dispuesto con todo su ornamento real, con su capa, sus joyas, corona de oro y armadura de combate. Llevaba en sus manos el trozo de la cruz de Cristo. Al comenzar la procesión se dio cuenta que no podía avanzar, ni dar siquiera un paso. El sacerdote que lo asistía, con gran unción de Dios le sugirió al oído que se despojara de sus vestiduras reales y vistiera como un hombre simple y humilde y así podría recorrer lo que el Hijo de Dios recorrió en su momento con traje de ‘servidor humilde y obediente’. Así fue como pudo recorrer el camino que conduce a la cruz de Cristo, y en la cruz a la resurrección de Jesús.

De esta manera, también hoy se nos invita a recorrer en esta tierra nuestro camino, al modo de Jesús. ¿Cuál es ese traje del que nos tenemos que revestir para, como Cristo, ser ‘servidores humildes y obedientes’? Dice San Agustín: ese traje interior es la Fe. La fe que nos dispone a servir y obedecer humildemente a Dios Padre. San Pablo dice que los que se dispone a vivir de este modo, con esta fe viva, son quienes pueden experimentar el poder de la resurrección de Cristo, el gozo de saberse salvados y conducidos por el poder de Dios. La fe es el acto más simple, más humilde, más obediente de cara a Dios que el hombre puede hacer. Es proclamar con todo nuestro interior: ¡Jesucristo ha resucitado, verdaderamente ha resucitado! Dejando que dicha proclamación irradie en nosotros la potencia de su vida divina.

Proclamemos varias veces durante el día: ¡Jesucristo ha resucitado, verdaderamente ha resucitado!

4 comentarios:

rdgo dijo...

Gran noticia... gracias por la reflexión!

saludos,
rodrigo

Vero dijo...

muy linda la reflexion!
Estaria bueno q quienes fueron a misionar a VD cuenten su testimonio, lo mismo quienes estuvieron en Pascua Joven!
Saludos!

Joaquín dijo...

La resurrección de Jesús lo que nos debe identificar de los demás porque vivimos en compañia de Aquel que murió por nosotros y que decidió resucitar para quedarse a nuestro lado... realmente maravilloso.
Nunca dejemos de asombrarnos del misterio Pascual.
Saludos y haber si dan la cara los de la misión o/y Pascua Joven.

Anónimo dijo...

Después de mucho tiempo entro de nuevo al blogs...Yo fui a la misión de semana Santa a Villa Dolores. Fue una misión impresionante, Jesús se hizo presente con fuerza en la gente y en nosotras y Resucito Verdaderamente en cada corazón el domingo!!!
Fue un privilegio que el Señor me regalo poder compartir de una manera tan especial estos días junto a Él; acompañarlo y anunciarlo.. Y fue un privilegio ver en las personas del barrio y en las misioneras después de la vigilia y el domingo como sus caras demostraban que Jesús había resucitado en sus corazones... Y había en cada uno de ellos una verdadera ALEGRIA que solo el Resucitado te puede dar.
Cristo esta verdaderamente Resucitado entre nosotros!! No lo callemos, llevémoslo con nosotros a cada lugar, que a nosotros se nos vea resucitado y así podamos reflejar el mayor acto de amor que existió; Jesús murió pero resucito y esta en y con nosotros.
Saludos
Unidos en Cristo!
María de los Angeles